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unoentrecienmil.org: 75.000€ para investigación

Nuestro proyecto, Aurora Project, parte de una serie de principios que, evidentemente, no son exclusivos. Hay otros proyectos en los que nos vemos reflejados ya que comparten en mayor o menor medida esos principios. Uno de esos proyectos es unoentrecienmil: unoentrecienmil nace “en el mundo” con la vocación de cambiarlo. El beneficio de sus actividades se destina la investigación contra la leucemia infantil. Sus herramientas: la creatividad, la innovación, la comunicación y la tecnología.

logo unoentrecienmil

Nuestros amigos de unoentrecienmil hoy han publicado las bases para convocatoria del proyecto Corre 2013 e inician la recaudación para el 2014. El anuncio incluye la cifra que se va a destinar a investigación y que asciende a la nada despreciable cantidad de 75.000€.

De los principios que compartimos con unoentrecienmil quiero destacar dos:

1) Foco en la pequeñas aportaciones. La base del proyecto Corre es la aportación en forma de SMS que suponen un coste de 1,2€ que van íntegramente al proyecto (¡75.000€ en aportaciones de poco más de un euro!).

2) Crowdsourcing: permitir que la gente se involucre en la medida que estime oportuno y aporte su granito de arena. Hoy mismo preguntaba, vía twitter, a Maite Lama en este sentido por aquellas colaboraciones tal vez más interesantes:


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En la conversación Maite hace referencia a la presentación que puedes ver a continuación. No tiene desperdicio y merece la pena que le dediques 10 minutos.

Nosotros mismos también colaboramos con unoentrecienmil el la edición 2013 del Cross Batalla de Munda montando un punto de información del proyecto unoentrecienmil:

El gran @RodriNTP con su dorsal impreso en nuestro punto de información unoentrecienmil

El gran @RodriNTP con su dorsal impreso en nuestro punto de información unoentrecienmil


Voluntarios en el punto de información de unoentrecienmil

Voluntarios en el punto de información de unoentrecienmil

¡Buen trabajo unoentrecienmil!

El Cosmonauta

Permitidme empezar con un poco de poesía:

Ella me abrazaba con su cuerpo desnudo.
Observamos el paraiso
cuyas hojas son, por fin, verdes y cálidas.

Nadie nos rescata,
nos dan por desaparecidos.

El alfabeto en cirílico
acaba por no decirnos nada.

Este fragmento de “El archipiélago (soñado)” perteneciente a “Poética para Cosmonautas” de Henry Pierrot, es un pequeño libro de poesías que ha resultado clave en la elaboración del guión de la película “El Cosmonauta”.

El Cosmonauta es unos de los proyectos españoles más apasionantes de los últimos años y referente mundial en crowdfunding. Se trata de una película ambientada en 1967 cuando Stan y Andrei, dos jóvenes amigos, llegan a la recién construida Ciudad de la Estrellas, donde los primeros cosmonautas se entrenan para ir al espacio y donde se libra una carrera contra reloj para batir a los americanos por la soberanía del espacio. Stan y Andrei vivirán de primera mano las intrigas políticas, las luchas de poder y los éxitos y fracasos de la majestuosa Unión Soviética en algunos de los mayores logros del siglo XX. Pronto conocerán a Yulia, una técnico de comunicaciones con la que entablarán una profunda amistad que siempre rozará los límites del amor pero sin llegar a consumarse.

Crowdfunding

El Cosmonauta no es una pelicula convencional. Aquí no se trata de la típica producción de un estudio que crea una obra para obtener rentabilidad mediante un ciclo de vida que implica su distribución en cine, luego en DVD, y acabar finalmente en televisión. Hay un cambio de paradigma. Los espectadores ya no están al final de la cadena adoptando un papel pasivo. Internet ha posibilitado que ahora puedan participar en el proceso de creación y financiación de la película. Pero para ello ha sido necesario alcanzar cierta “masa crítica”, la formación de una comunidad de seguidores, que a través de la red se han visto atraídos por una idea sugerente de la que han decidido formar parte. Una vez conseguido esto, el proyecto es llevado en volandas por la propia comunidad. Y aquí es donde está la gracia del asunto: ya no se trata tanto de obtener un producto final cerrado, una película, sino de que todos los componentes de la comunidad puedan participar en el universo de la historia, disfrutar el proceso de su creación, sentirse parte de él. De hecho, el material de la película está disponible bajo licencia Creative Commons para ser editado por los seguidores que así lo deseen. Cada cual se puede montar su propia versión de El Cosmonauta. Y desde 2 euros, se puede ser productor del metraje y aparecer en sus créditos (los más largos de la historia del cine, supongo), además de tener ventajas en la compra del merchandising. Si se invierten más de 100 euros ya se tiene derecho a recibir una parte de los beneficios que genere la película, en proporción a lo invertido. El proyecto tiene más de 5.700 productores que han aportado una media de 6,7 euros y más de 500 inversores, que han entregado sumas que varían entre 100 y 50.000 euros.

Save The Cosmonaut

Uno de los momentos más apasionantes del proyecto se produce en mayo de 2011. Es el momento de comenzar el rodaje en Letonia. Los billetes comprados, todo el equipo preparado. Es el momento de hacer uso de los 120.000 euros comprometidos por un co-productor Ruso. Todo se hunde cuando el co-productor comunica que no puede afrontar el compromiso por falta de liquidez. Todo se desmorona. Reunión de urgencia: caras largas, ánimo por los suelos. Hay que buscar una solución. En ese contexto se decide hacer un llamamiento a la comunidad, bajo el eslógan “Save The Cosmonaut”. El equipo hace números una y otra vez afilando el lápiz, buscando esa “solución soviética”, buscando el mínimo imprescindeble para poder continuar. Al final se llega a una cifra: 40.000 euros. La respuesta de la comunidad es prácticamente inmediata: en sólo 9 horas se habían alcanzado los 20.000 euros, la mitad de lo solicitado. En 3 días más de 500 personas habían aportado 130.000 euros, lo cual constituía un récord mundial sin precedentes.

Reflexiones

¿Podemos sacar alguna conclusión del episodio anterior? Parece evidente que la resolución del problema de financiación planteado, en tan breve lapso de tiempo, por parte de la comunidad de seguidores viene a demostrar la fuerza que pueden tener los colectivos que se organizan a sí mismos para sacar adelante proyectos en los que creen y con los que se sienten identificados. Una vez más, la colaboración gana a la competición. El proyecto El Cosmonauta jamás hubiera sido posible sin la existencia de Internet. Sin la red, nunca se habría formado la comunidad de personas que vienen apoyando e impulsando el proyecto, que lo han salvado cuando ha estado en serios apuros y con su futuro comprometido. Una comunidad que se mantiene cohesionada y en contacto continuo a través de las redes sociales. Su cuenta en Twitter (@el_Cosmonauta) tiene más de 5.600 seguidores, muchos de ellos amantes del cine, incondicionales del proyecto, emocionados con la posibilidad de participar de una forma u otra en una película cuya temática y estética es coincidente con sus gustos.

Pero El Cosmonauta es algo más que una película. No es simplemente ir al cine, sentarse con un paquete de palomitas y disfrutar de la proyección. Es mucho más. Es saber que algo de esa película es tuyo. Que formas parte de algo grande y hermoso. Es como cuando cocinas a fuego lento. Puedes ayudar aportando algo, a lo mejor añadir un poco de sal. Puedes ver cómo se cocina y te vas recreando en la expectativa del producto final. Si el cine es una fábrica de sueños, El Cosmonauta es un gran sueño compartido.

El Cosmonauta y Aurora Project

El Cosmonauta se está convirtiendo día a día en una realidad gracias a la colaboración de su Comunidad. Ahora la pregunta es: ¿es posible el mismo modelo o un modelo parecido para sacar adelante proyectos de investigación contra el cáncer? Nosotros creemos que sí. Pensamos que existen muchas personas interesadas en que esos proyectos se lleven a cabo, que se van a sentir involucradas en la propuesta, que van a tejer los lazos que forjen una comunidad con un interés muy claro, acabar con el cáncer por el único medio que parece posible, la investigación. Sabemos que no será fácil conseguirlo, pero queremos intentarlo. La causa lo merece. Gracias a El Cosmonauta. Gracias por inspirarnos.